Salvador Allende: a 40 años del golpe

11 septiembre, 2013

El 4 de septiembre de 1970, Salvador Allende, candidato a presidente de Chile por el partido Unidad Popular, se consagró ganador en los comicios nacionales, que se llevaron a cabo en un clima tenso y febril. De este modo, por primera vez en la historia de Chile y de Occidente, un candidato socialista accedía al poder ejecutivo nacional mediante la vía electoral.

Justamente, esa ferviente creencia en la posibilidad de llegar al poder mediante la elección del pueblo, fue el rasgo distintivo del pensamiento de Allende. Esta postura implicaba un distanciamiento de los textos originarios y más ortodoxos del marxismo, ya que Marx veía en la democracia al sistema político por el cual el burgués dominaba y excluía a las clases subalternas.

El proyecto de Unidad Popular estaba basado en la historia y las particularidades de Chile, ya que Salvador Allende comprendía que, más allá de las premisas de universalidad del socialismo, la única manera de hacer que éste triunfara era anclándolo en las peculiaridades del pasado y el presente chileno. Su gobierno intentó incluir a las clases populares al proyecto de nación, de mejorar sus condiciones de vida (salud, educación, alimentación, vivienda, trabajo) mediante la redistribución de la riqueza y, especialmente, de los instrumentos de producción; de reconocer sus valores y potencialidades, de reafirmar y afianzar la soberanía nacional, tanto sobre el territorio como sobre los recursos naturales estratégicos para el desarrollo de la economía. La solidaridad con otros países de Latinoamérica también caracterizó a esta propuesta.
El golpe de Estado que lo derrocó y provocó su muerte -ya sea asesinándolo o forzando su suicidio- en 1973, fue planeado y apoyado por el gobierno de Estados Unidos, por los capitales nacionales y transnacionales, las fuerzas políticas chilenas del centro y la derecha, las clases altas y el ejército, prácticamente desde el primer día de su mandato. En el contexto mundial de la guerra fría, Estados Unidos y la oligarquía nacional no tolerarían otro gobierno comunista en América Latina; como antecedente resonaba el de Fidel Castro, en Cuba.

El desabastecimiento de productos básicos, generado por empresarios, junto con operaciones mediáticas financiadas desde el extranjero, las movilizaciones de las clases altas (los “momios”), y la crítica, incluso, de la izquierda más radical, fueron minando el terreno para la interrupción del proceso democrático socialista.

Finalmente, el 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas bombardearon el palacio presidencial de La Moneda, con el presidente en su interior, quien desde allí emitió su último discurso antes de morir, y coartaron la posibilidad de la nación de crecer económica, social, cultural y políticamente, sin negar su historia.

 

Salvador Allende y el proceso revolucionario chileno – Primera parte

 

Salvador Allende y el proceso revolucionario chileno – Segunda parte

 

Salvador Allende y Latinoamérica

 

Salvador Allende y la Universidad

 

Producción y realización: Lucía Fernández Méndez


AM-vivo

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