DÍA MUNDIAL DE LAS BALLENAS Y LOS DELFINES

23 julio, 2025

El 23 de julio de 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decidió proclamar ese día como el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.

Las ballenas pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. Es decir que sus crías se alimentan de leche materna. Existen dos tipos principales: las dentadas (como el cachalote) y las barbadas (como la ballena jorobada y la azul).

Se las considera como las “ingenieras” de los ecosistemas que habitan porque cumplen un rol clave en su estructura y dinámica, ayudando a mantenerlos en equilibrio.

Gracias a su tamaño, y al tipo de presas que depredan, afectan el ciclo de nutrientes. Por ejemplo, almacenan grandes cantidades de carbono directamente en sus cuerpos, y a través de sus fecas (ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes) pueden estimular el crecimiento de pequeñas algas conocidas como fitoplancton, que se transforman en alimento de miles de especies en el océano, como peces, aves y mamíferos marinos, incluidas las ballenas.

Como explican desde el Instituto de Conservación de Ballenas, “La cantidad de hierro contenido en las fecas de las ballenas puede llegar a ser 10 millones de veces mayor que el nivel de hierro en el ambiente marino, desencadenando importantes florecimientos de fitoplancton, que a su vez absorben miles de toneladas de carbono de la atmósfera anualmente”.

La gran mayoría de las ballenas son migratorias, moviéndose desde sectores de alimentación a sectores de crianza.

Por todo esto, el estado de las poblaciones de ballenas actúa como indicador de la salud de su entorno en general, sirviendo para entregar información sobre posibles cambios en los ecosistemas.

Los delfines, por su parte, son del mismo grupo de mamíferos cetáceos que las ballenas, sólo que pertenecen a la familia Delphinidae. Son animales muy inteligentes que no dejan de sorprender a los científicos pues han mostrado capacidades de aprendizaje y cognición superiores a las de otras especies.

En la naturaleza, son nadadores elegantes y ágiles como pocos, además de ser muy veloces: pueden alcanzar más de 30 kilómetros por hora. Durante sus desplazamientos salen a menudo a la superficie del mar para respirar, haciéndolo una media de dos o tres veces por minuto.

Viajan en grupos sociales y se comunican entre sí por un complejo sistema de chirridos y silbidos que del mismo modo les sirve para ecolocalizar a sus presas. Pueden producir hasta 1.000 “ruidos de clic” por segundo. Estos sonidos viajan bajo el agua hasta que encuentran objetos, luego regresan a sus remitentes de delfines, revelando la ubicación, tamaño y forma de su objetivo.

Se encuentran en los océanos tropicales y otras aguas cálidas de todo el mundo.


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