CIENTÍFICA DE LA UNLP DESCUBRIÓ UN AVE CARNÍVORA EN LA ANTÁRTIDA

27 marzo, 2024

La investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicasy del Museo de La Plata, Carolina Acosta, comprobó la presencia de forracos en la Antártida, un grupo extinto de aves carnívoras.
El hallazgo de dos garras de 50 millones de años en el continente austral, sitúa allí a la forma más grande de estos carnívoros, hasta ahora solo encontrada en Argentina y países vecinos.
La investigadora indicó al respecto que «si bien una falange puede parecer a priori un elemento poco representativo, en este caso se trata de la última del dedo, es decir la que en los humanos tiene la uña y en algunos animales, como felinos o aves, es una garra, con lo cual estamos frente a una parte del cuerpo muy característica».
Además de analizar y describir las piezas, la joven también participó de su hallazgo, ocurrido hace pocos años cerca de la base Marambio mientras revisaba la superficie «en cuatro patas» para buscar los fósiles más pequeños.

Según indicó, una de las falanges estaba intacta y presentó evidencia mínima de transporte, un dato que permite ubicar al fororraco como un habitante de la Antártida, “y no como un resto que haya llegado a través del agua desde la Patagonia, por ejemplo, ya que en ese caso tendría una erosión importante causada por el arrastre y los sedimentos”, explicó la especialista.

Con una altura estimada de 1,8 metros y 100 kilos de peso, el espécimen al que se atribuye la falange habría sido un fororraco de los grupos más grandes que existieron y habría vivido durante el Eoceno, hace unos 50 millones de años. “La edad fue estimada por la capa de suelo en la que apareció: trabajamos en lugares geográficos en los que sabemos qué niveles afloran porque lo consultamos con un mapa geológico y entonces así es como determinamos la antigüedad de lo que está allí contenido”, describió Acosta.

En que ese período en la Antártida está representado mayormente por fauna marina, como pingüinos y tiburones, y mamíferos marsupiales y ungulados –aquellos que tienen pezuñas– en tierra, casi todos ellos herbívoros salvo algunos de tamaño pequeño que se alimentaban de insectos

La presencia de fororracos de la misma antigüedad, pero en la Patagonia ya estaba confirmada desde hacía tiempo a través de múltiples registros fósiles, y de hecho fue con estos materiales que Acosta y su colega del Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay Washington Jones, segundo autor de la publicación, compararon las garras encontradas.

Durante ese exhaustivo cotejo descubrieron que los restos del ejemplar más primitivo encontrado en la Argentina -de unos 55 millones de años- estaban preservados en la colección del Museo de La Plata, pero nunca habían sido reportados, y se dieron a la tarea de hacerlo en un segundo trabajo que salió publicado casi al mismo tiempo que el anterior.

«Este fororraco habría tenido un metro de altura, es decir mucho más pequeño que el de Antártida, y no estaba tan especializado. Es decir, la especie se fue adaptando y adquiriendo habilidades específicas de cazador activo, con patas y dedos fuertes y bien desarrollados, a la vez que conquistando más territorios, por eso pensamos que falta descubrir varios representantes más entre los dos ejemplares», finalizó la experta.


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