LOS DOCENTES SALEN A LA CALLE PARA BAJAR LA DESERCIÓN

21 febrero, 2022

Hace más de seis años, la profesora de historia Luciana Oddi, junto a su entonces colega Carlos Gamboa, pensaron cómo ayudar a los estudiantes del colegio N° 2 Domingo Faustino Sarmiento, de la ciudad de Buenos Aires, que abandonaban la escuela secundaria o estaban en riesgo de hacerlo. Nunca imaginaron la importancia que con el tiempo cobraría ese proyecto.

“Tutorías de Intervención Territorial” se convirtió desde 2016 en una herramienta para sostener la matricula del turno noche. Luego, para ayudar en la reinserción de los chicos que dejaron la escuela en los últimos dos años. Se trata de estudiantes con una situación de alta vulnerabilidad social que se desconectaron del colegio.

La escuela está en el barrio porteño de Recoleta, sobre la calle Libertad entre Juncal y Arenales, pero al estar cerca de Retiro, concurren un 70% de chicas y chicos del Barrio Mugica.

Promover la reinserción escolar, así como fortalecer el vínculo de la institución con sus familias y la comunidad, es el objetivo de “Tutorías de Intervención Territorial” desde que comenzó. Además del “puerta a puerta” que hacen los sábados, adaptan los contenidos para que los estudiantes puedan “realmente” retornar, y los ayudan a reforzar los conocimientos con clases extras.

“Antes teníamos El Galpón, un espacio debajo de la autopista, pero como está muy deteriorado, en diciembre el centro cultural La Escuelita nos prestó sus instalaciones en el barrio”, cuenta Oddi, y enseguida expresa lo orgullosa que está de que varios estudiantes hayan logrado rendir hasta cinco materias en una semana. “En especial uno –detalla y se emociona– que había quedado unos meses en situación de calle y, pese a todo lo que le pasó, terminó el año”.

Los próximos días, los tutores comenzarán a “volantear y entusiasmar” para el turno tarde y, sobre todo, el de la noche. Y en marzo, saldrán por el barrio en busca de los indecisos. “En los volantes les decimos: ‘El colegio ya está funcionando, te estamos esperando. Vení, queremos conocer tu historia’. Porque siempre son historias, no es un curso. Son Leandro, Martín, María, Manuel, Ana… Y cuando dicen ‘no puedo’, ‘no sé’, les decimos: ‘Ya vas a poder’”, relata Oddi.

La propuesta de las tutorías es justamente armar una trayectoria educativa en singular, que tenga en cuenta la situación personal y laboral, aunque sean más largas. La profesora de historia recuerda que cuando arrancaron con el proyecto notaron que los jóvenes dejaban de ir al colegio en invierno. Al llegar a las casas, se dieron cuenta de que el frío se vivía de otra forma en los ranchos o que muchas madres solteras no tenían con quién dejar a los bebés.

“Tenemos seis años de visitas registradas. El impacto es grande. Nuestro gran desafío es seguir consiguiendo modos de futuridad a través de la educación pública, revalorizando su rol transformador”, enfatiza Oddi.

Para ella, la escuela es un lugar de pertenencia potentísimo para esos jóvenes “que están en formación y lo que tienen que poder hacer es soñar con una vida mejor, sea lo que sea que quieran hacer, pero mejor de la que tienen”. En este sentido, considera que la educación pública brinda esa posibilidad, “porque genera rupturas, discusiones, te hace cuestionarte”, y que “en un momento donde el tejido social está muy roto, hay que estar más que nunca”.

Por eso, cuando salen a buscar a los alumnos a sus casas, lo primero que les dicen es “nos importás”.


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