Día Nacional del Derecho a la Identidad / Mario Navarro, nieto restituido número 119: «Es un día para reflexionar sobre quién soy»

En el Dia Nacional del Derecho a la Identidad, en el que se conmemoran los 44 años de la fundación de Abuelas de Plaza de Mayo y el cumpleaños de Estela de Carlotto, radio Universidad de La Plata se puso en contacto con Mario fue recuperado en noviembre de 2015. Es el nieto recuperado número 119 y el único que conoció a su mamá, de quien fue arrancado en el parto en el penal de Villa Urquiza de Tucumán, donde había quedado embarazada como producto de las vejaciones que sufrió.

«Es un compromiso que tenemos nosotros, que nos tocó recuperar nuestra identidad, todo gracias al trabajo incansable, al amor de estas ‘viejas’, y por su lucha de tantos años. Es un día para tomarnos unos minutos y tratar de reflexionar. Porque hay más de 350 nietos que faltan recuperar, que están denunciados y todavía no salió a la luz su identidad. Es importante reflexionar sobre quién soy y acercarse a Abuelas», sostuvo Navarro.

El nieto recuperado contó, en relación a su propia historia, que su madre, «que vive en San Miguel de Tucumán, me dio a luz en la cárcel de Villa Urquiza, dónde estaba detenida ilegalmente. Tenía 19 años» y agregó, acerca de la etapa anterior a conocer su identidad, que era «una vida muy normal. Me trajo una familia que ignoraba por completo el verdadero origen mío. Vivo en Las Rosas, provincia de Santa Fe, un pueblito de 15 mil habitantes. Acá fui criado, vine con 2 días, llegué hasta con el cordoncito umbilical. Este matrimonio había perdido, 6 meses antes, a una hija de 6 años, por una meningitis. Era un hogar muy cómodo, por así decirlo, para colocar a un bebé robado de su madre. Con contactos que tejieron esta trama. Tuve una infancia muy feliz, en una familia con un matrimonio humilde y trabajador. Ellos ya fallecieron. En los pueblos siempre hay secretos a voces. Me anotaron como nacido en el 77, pero en realidad nací en el 76. Mi mamá parecía mi abuela, pero yo convivía con eso. Fui a estudiar medicina a Rosario, que era mi sueño, con un gran sacrificio de mis padres. Tenía 17, comencé la facultad, se me abre una persiana gigante, y empiezo a escuchar sobre dictadura y robo de bebés. Tuve que dejar la carrera, por la enfermedad de mi padre. Conozco a quién es hoy mi esposa, y madre de mis hijos, y nos mudamos al hogar paterno. A mi esposa le picó el bichito de conocer mi identidad».

La entrevista: