39 años del ataque militar a la casa Mariani-Teruggi

Realizaron un acto a 39 años del ataque con artillería a la casa platense donde funcionaba una imprenta de Montoneros. Militares asesinaron a militantes y se apropiaron de una beba.

Organizaciones de derechos humanos recordaron este martes el ataque perpetrado con artillería hace 39 años a la casa Mariani-Teruggi en La Plata, donde funcionaba una imprenta de Montoneros y los represores asesinaron a cinco militantes y se apropiaron de una beba de tres meses.

El acto conmemorativo se realizó en la casa de calle 30 entre 55 y 56 de La Plata, de la cual el 24 de noviembre de 1976 las fuerzas represivas se llevaron a la beba Clara Anahí Mariani, cuando tenía apenas tres meses de vida y que aún no pudo ser recuperada por su abuela María Isabel «Chicha» Chorobick de Mariani.

Ese día, los represores acribillaron con disparos de artillería la casa y una vez en el interior mataron a tiros por la espalda a Diana Teruggi, a otros cuatro militantes y se apoderaron de la pequeña hija de Diana.

En declaraciones periodísticas, «Chicha» Mariani afirmó: «Hoy es un día de trágico recuerdo, porque desintegraron a mi familia y se llevaron a mi nietita de tan solo 3 meses». Y añadió que «hace 40 años» que la está buscando «sin descanso».

«Creamos Abuelas de Plaza de Mayo y logramos obtener justicia para muchos de los chicos. Pero entre tantos otros, sigue faltando mi nieta», analizó.

Por otro lado, criticó el editorial que publicó este lunes La Nación con el título «No más venganza» al sostener que «es una vergüenza es un horror, con todo lo que saben, no son mentiras, son hechos y se quedaron con muchos de los niños» y opinó: «No sé qué esperan ni qué es lo que quieren defender».

En la misma línea, manifestó que los periodistas del diario que repudiaron la nota «han sido muy valientes, los felicito, porque pueden perder el trabajo».

En la casa, declarada sitio de memoria, funcionaba una imprenta de la revista «Evita Montonera», publicación con algunas de las primeras denuncias de la desaparición de personas, los denominados «vuelos de la muerte» y la existencia de centros clandestinos de detención, entre otras prácticas de la última dictadura.

El frente del edificio conserva cientos de orificios de balas que impactaron en la casa durante el ataque represivo y un enorme boquete provocado por un proyectil disparado por una tanqueta que atravesó la pared externa y otra interior.