La UNLP combate enfermedades

19 agosto, 2014

Científicos de la Universidad Nacional de La Plata desarrollaron un insecticida biológico para combatir el mosquito transmisor de la Chikungunya y el Dengue. Se trata de un hongo acuático, un patógeno natural, llamado Leptolegnia chapmanii, hallado en charcos de agua de la localidad platense de Melchor Romero.
El novedoso desarrollo pertenece a investigadores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), un instituto dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y del Conicet.
El larvicida biológico ya fue testeado en forma positiva en pruebas de campo y en distintas condiciones ambientales, explicó Juan García, quien dirige el proyecto acompañado por la doctora Claudia López Lastra. Los investigadores de la UNLP remarcaron que sólo resta su formulación, es decir la manera en que el hongo será preparado para conservar la viabilidad y virulencia y poder ser comercializado en el mercado.
Con este descubrimiento, el control biológico actuará sobre los mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus que transmiten el virus de la chikungunya y el dengue. Estos mosquitos, por lo general, pican durante las horas del día. Los síntomas comienzan alrededor de 3 a 7 días después de la picadura de un mosquito infectado y los más comunes son fiebre y dolor intenso en las articulaciones, a menudo en las manos y los pies. Otras síntomatologías pueden incluir dolor de cabeza, dolor muscular, inflamación de las articulaciones o sarpullido. Si bien ambas enfermedades tienen un nivel bajo de mortalidad, son de rápida propagación y contagio.
Desde hace años, el CEPAVE centra sus investigaciones en la búsqueda, identificación y evaluación de los enemigos naturales que afectan las poblaciones naturales de Aedes aegypti, remarcó el investigador.
Y explicó: “la finalidad de los trabajos es conocer de qué manera los depredadores (otros insectos o microcrustáceos), los parásitos (nemátodos) y los patógenos (virus, bacterias, hongos y protozoos) afectan las poblaciones de Aedes aegypti para lograr reducir el número de insectos y cuál de estos hallazgos tiene posibilidades de convertirse en un insecticida biológico que pueda llegar al mercado para ser utilizado en el control de este mosquito vector, y así reducir el uso de insecticidas químicos neurotóxicos”.
El hallazgo es producto de un largo proceso de investigación. En primer lugar fue necesaria la recolección de una muestra de una depresión en la localidad de Melchor Romero, en segundo término se efectuaron las tareas de identificación del hongo acuático en laboratorio, para continuar con las evaluaciones sobre sus características biológicas (temperatura, salinidad, Ph, tolerancia a la desecación, entre otras) y finalizar con las pruebas de campo para probar la eficacia del producto obtenido.
Este desarrollo de la UNLP se encuentra en la etapa de formulación, es decir determinar de qué forma será trasladado a un preparado de manera que pueda permanecer activo por un período de tiempo prolongado y de esta forma se comercialice masivamente.
En esta región, al Aedes aegypti, se lo puede encontrar como larva, pupa y/o adulto desde septiembre-octubre hasta abril, con un pico poblacional en marzo, por lo que la temperatura máxima necesaria para que la larva salga del huevo debe superar los 17ºC durante varios días.
Si bien aún no se ha registrado la presencia de larvas de Aedes albopictus en esta zona, los huevos de algunas cepas de este mosquito pueden tolerar hasta 10º bajo cero, lo que no sucede con Ae. aegypti.
Como no existen aún medicamentos antivirales para tratar la chikungunya y el dengue, la prevención es la única arma para evitar el contagio de estas enfermedades.
El investigador explicó que en la actualidad se refuerzan las tareas de prevención mediante la fumigación, el uso de repelentes, de mosquiteros o mallas metálicas en ventanas y puertas, aire acondicionado, ropa tratada con permetrina, limpieza de cacharros y recipientes, entre otras.


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